Desde sus humildes orígenes en la costa caribeña de Colombia hasta Hollywood Bowl, la cumbia ha enriquecido la vida de millones de personas en todo el continente americano. Su ritmo contagioso y sencillo ha puesto a bailar a la gente durante más de ocho décadas. ¿Por qué este estilo musical ha sido tan popular en casi todos los países latinoamericanos? La respuesta es sencilla: cada país ha creado sus propios estilos de cumbias.
La teoría más aceptada sobre el origen de la cumbia relaciona las tres etnias que históricamente han conformado Colombia desde la época colonial (indígena, africana y española) y sitúa a la llamada región momposina, hacia el delta del río Magdalena, en el Caribe colombiano, como la cuna del fenómeno musical.
Al principio, en la década de 1930, la música se tocaba con unos pocos tambores tradicionales, una maraca individual de gran tamaño y dos gaitas, que son flautas de madera de un metro de largo. Este estilo tradicional sigue siendo interpretado y grabado, entre otros, por el grupo colombiano Los Gaiteros de San Jacinto. En la década de 1940, el clarinetista y arreglista colombiano Lucho Bermúdez, que escuchaba y admiraba al director de orquesta y clarinetista estadounidense Benny Goodman, decidió formar un grupo al estilo big band para hacer que la cumbia, y otros estilos afines, tuvieran el swing de una big band estadounidense. El director de orquesta Pacho Galán y otros siguieron el ejemplo de Bermúdez y, a principios de los años 50, los colombianos de las grandes ciudades ya bailaban al ritmo de la cumbia. Nat King Cole grabó uno de los éxitos de Galán, "Ay Cosita Linda", en el segundo de sus tres álbumes en español, titulado A mis amigos (1959).
En los años 50, Andrés Landero, un acordeonista autodidacta que había tocado con Los Gaiteros de San Jacinto una década antes, adaptó la armonía y la melodía de las "gaitas" al acordeón y empezó a grabar un nuevo estilo de cumbia que se extendió como la pólvora por todo el continente americano. Hoy, el legado de Landero es celebrado y promovido por su nieto Yeison Landero, que está revitalizando el estilo de acordeón creado por su abuelo décadas atrás.
La cumbia llegó a Argentina ya en la década de 1940 de la mano del compositor y arreglista Efraín Orozco Morales, músico colombiano que plantó la semilla con temas tan populares como "Muévete negra", "Cuando suena la cumbia" y el clásico "El caimán", cuya fama invadió Latinoamérica. Otros músicos colombianos afincados en Buenos Aires, como Hernán Rojas, creador de Los Wawancó, y Helí Toro, fundador del Cuarteto Imperial, ayudaron a consolidar el estilo musical. Unas décadas más tarde, la "cumbia villera" nació en los barrios obreros de Buenos Aires y fue popularizada por Pablo Lescano. Argentina también ha dado la cumbia a Los Palmeras, de la provincia de Santa Fe, y más recientemente a La Delio Valdez, de Buenos Aires.
A finales de los años 50 y principios de los 60, la ciudad de Medellín, Colombia, se convirtió en el trampolín de docenas de grupos que empezaron a grabar un tipo diferente de sonido de cumbia llamado "chucu-chucu". Influenciados por la cultura del rock and roll estadounidense y británico, grupos como Los Golden Boys, Los Hispanos, Los Teenagers y Los Black Stars crearon un nuevo sonido y una nueva imagen de la moda colombiana. Su influencia se extendió a México, donde empezaron a surgir innumerables grupos con su propio sonido y look. Entre ellos, Rigo Tovar y su Costa Azul, Xavier Passos, Chico Ché y la Crisis, El Super Show de Los Vázquez y muchos más.
La popularidad de la big band creada por Bermúdez en los años 40 fue el punto de partida para la aparición de otros conjuntos instrumentales centrados en la interpretación de la cumbia, como Los Corraleros de Majagual y La Sonora Dinamita. Los éxitos de cumbia que interpretaban estos grupos tan populares se escuchaban en la radio de todo México. Pero también hubo una oleada de acordeonistas colombianos, como Aniceto Molina, que se trasladaron a México y ayudaron a propagar el virus de la cumbia de norte a sur, de este a oeste. En los años 60, los DJ mexicanos viajaron a Colombia trayendo de vuelta montones de discos de vinilo que ayudarían a introducir la cultura del sonidero (DJ callejero), tanto en Ciudad de México como en Monterrey. Los sonideros de Monterrey nos dieron otro estilo llamado "cumbia rebajada", una cumbia que se ralentizaba en RPM durante la reproducción en el tocadiscos.
Perú también contribuyó a la difusión de la cultura de la cumbia a partir de los años sesenta. Influenciado por la música surf y la psicodelia estadounidenses, un nuevo estilo de cumbia empezó a arraigar en la costa peruana y la Amazonia. Se llamaba chicha en la costa y cumbia amazónica en la selva. Se caracterizaba por grupos que tocaban instrumentos asociados al rock and roll, con guitarras y bajos eléctricos, teclados y baterías. Entre los grupos populares estaban Los Mirlos, Los Destellos, Juaneco y su Combo, Los Wemblers de Iquitos en la Amazonia y Los Chapis, Los Hijos del Sol y Chacalón y La Nueva Crema en la costa.
En Estados Unidos, las canciones inspiradas en la cumbia han formado parte del repertorio de artistas mexicano-americanos como la desaparecida Selena, Los Tigres del Norte, Los Lobos, Ozomatli y La Santa Cecilia.
Desde hace décadas, la cumbia es uno de los bailes más populares de América. Es fácil entender por qué:
[La cumbia es un ritmo más accesible y democrático,
todo el mundo puede bailarla, no intimida,
y es muy divertido.
Hoy en día, grupos como Son Rompe Pera, marcan el comienzo de una ola de público joven con una actitud fresca: La cumbia es el nuevo punk. Al igual que el punk hace décadas, la cumbia ofrece a las nuevas generaciones de jóvenes latinoamericanos una música propia que pueden reinventar a su manera y crear una identidad positiva.
Betto Arcos es periodista musical, colaboradora de NPR, BBC Radio 3 y autora de Historias musicales del Barrio Cósmico.
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El 22 de septiembre de 2024, baila con las estrellas mundiales de la cumbia en el Ford. Hollywood Bowl.