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De un vistazo

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Compuesto: 1877

Duración: c. 40 minutos

Orquestación: 2 flautas, 2 oboes, 2 clarinetes, 2 fagots, 4 trompas, 2 trompetas, 3 trombones, tuba, timbales y cuerdas.

Primera actuación de la Filarmónica de Los Ángeles: 17 de agosto de 1923, con Emil Oberhoffer dirigiendo

Sobre esta pieza

Brahms compuso su Segunda Sinfonía durante el verano de 1877 en el pueblo de Pörtschach en el Worthersee, un pintoresco retiro a orillas del lago austriaco. El otro trabajo notable que surgió de este año sabático fue el oscuro y torturado motete,

"¿Por qué se da la luz a los desdichados?" Sorprendentemente, un poco de esta oscuridad también acecha bajo la superficie de la Sinfonía, algo que Brahms explicó a un admirador que le preguntó al compositor sobre "los timbales que retumban" y "los tonos lúgubres y lúgubres de los trombones" en el primer movimiento, especialmente durante su cierre, por lo demás tranquilo. Brahms dio esta explicación, señalando la conexión con el motete:

"Tengo que confesar que soy -escribió el compositor- una persona severamente melancólica, que las alas negras aletean constantemente sobre nosotros, y que en mi obra -quizás no del todo por casualidad- esa sinfonía[la Segunda] va seguida de un pequeño ensayo sobre el gran `Por qué''. Si no lo sabes, te lo enviaré. Arroja la sombra necesaria sobre la serena sinfonía y quizá sea la causa de esos timbales y trombones".

La Sinfonía se abre con suficiente serenidad, ya que Brahms da cuernos, vientos y finalmente cuerdas, una melodía que ciertamente califica como serena. Esta melodía se compone de tres notas sonadas por los bajos y los violonchelos, tres notas que son el germen temático de toda la sinfonía, que se repiten en varias encarnaciones a lo largo de la obra. A la melodía le sigue un redoble de tambores apagado y un canto de tres notas de los trombones y la tuba, la tormenta que ya amenaza el idilio pastoral de Brahms.

El segundo movimiento se abre con una de las melodías más bellas que Brahms ha compuesto, interpretada por los violonchelos. El movimiento es notable por sus pasajes de desesperación abrumadora, que son posibles gracias a la inestabilidad tonal del tema del violonchelo. Brahms juega con esta inestabilidad, aprovechando al máximo el movimiento entre modos mayores y menores - y el consiguiente contraste entre reposo y confusión - que permite.

El tema del oboe que inicia el Allegretto grazioso es una transformación de esas tres primeras notas del primer movimiento, y constituye la base de las secciones A de este movimiento A-B-A-B-A-A. Las secciones B, marcadas al doble del tempo del Allegretto grazioso, ofrecen un contraste rítmico y bullicioso con el sabor a vals country de las secciones A circundantes.

En el final de la forma de sonata, Brahms con- sostiene los trombones hasta la recapitulación, cuando hacen su aparición bañados en luz, unidos con el resto de la orquesta en el sonido del tema ex- ultante del movimiento y luego tocando los acordes finales del final en su registro más alto. 

- John Mangum