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De un vistazo

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Compuesto: 1911-12

Duración: 18 minutos

Orquestación: 2 flautas, 2 oboes, corno inglés, 2 clarinetes, 2 fagots, 4 cuernos, 2 trompetas, 3 trombones, tuba, timbales, percusión (bombo, platillos, glockenspiel, tamboril, pandereta, triángulo), 2 arpas, celesta y cuerdas.

Primera actuación de la Filarmónica de Los Ángeles: 12 de agosto de 1938, con Eugene Goossens dirigiendo

Sobre esta pieza

A partir de la época de Mozart, el vals estableció una influencia en los corazones y las piernas de los europeos que aumentó en intensidad a lo largo del siglo XIX y que apenas perdió fuerza en los años de first del siglo XX. Normalmente los compositores de música seria, cautivados por el contorno rítmico simple del vals y por el hecho de que un público que baila con alegría se intoxicara con su señuelo, ni siquiera trataron de resistir la manía del vals. Por supuesto, muchos compositores escribieron valses con la intención de escucharlos (aunque bailarlos no se consideraba ilegal ni inmoral).

Uno de los más generosos contribuyentes al catálogo de valses fue Schubert, cuyas docenas y docenas de piezas de danza para piano Ravel tomó como modelo al escribir el presente conjunto de piezas en 1911. [En 1823 Schubert compuso un conjunto de 34 danzas titulado Valses sentimentales, y en 1826 un conjunto de 12 titulado Valses nobles]. Ravel fue muy abierto sobre la derivación de sus danzas, diciendo: "El título, Valses nobles et sentimentales, indica suficientemente que tenía la intención de escribir un conjunto de valses schubertianos. El virtuosismo que constituía la parte principal de [la obra piano ] Gaspard de la nuit", prosiguió, "ha sido sustituido por una escritura de una claridad evidentemente mayor que ha reforzado la armonía y agudizado los contrastes".

La armonía reforzada y los contrastes agudos de Ravel no engañan a nadie a estas alturas; el uso distintivo que hace el compositor de la disonancia y la sutileza rítmica, y su elegante sensualidad -todo ello bastante más punzante aquí que en obras anteriores- son elementos claramente reconocibles del estilo del francés. El conjunto -escrito originalmente para piano y orquestado en 1912- consta de siete valses y un epílogo, este último con vagas alusiones a lo anterior. Y lo que ha habido antes es una visión a veces cáustica, a veces sentimental, siempre vigorizante de los bailes vieneses filtrados a través de los sofisticados ojos galos.

-Orrin Howard