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De un vistazo

Compuesto: 1795; 1800

Duración: c. 30 minutos

Orquestación: flauta, 2 oboes, 2 fagotes, 2 trompas, cuerdas y solo piano

Primera actuación de la Filarmónica de Los Ángeles: 27 de febrero de 1937, Otto Klemperer dirigiendo, con el pianista Webster Aitken

Sobre esta pieza

El Concierto en si bemol Piano de Beethoven, publicado como nº 2, fue de hecho el primero que compuso. Es posible que comenzara el Concierto en 1793, en Bonn, y que lo continuara ese mismo año en Viena, mientras estudiaba con Haydn, que estaba componiendo sus Sinfonías "londinenses". La primera interpretación del Concierto en si bemol tuvo lugar en un concierto benéfico en el Burgtheater en marzo de 1795, una de las primeras apariciones en público del compositor-pianista de 24 años en la capital imperial. Sin embargo, no publicó la obra hasta 1801 y no escribió el solo completo hasta finales de 1800, en una versión que probablemente era sustancialmente diferente de la que se escuchó en 1795.

Aunque para entonces Beethoven ya era un experimentado compositor orquestal, el Concierto en si bemol fue la primera obra orquestal que consideró apta para su publicación: para adelantarse a las críticas, anunciaría tímidamente al editor que éste y su sucesor, el Piano Concierto [n.º 1] en do, no se encontraban "entre mis mejores obras".

A pesar de sus múltiples encantos, el Concierto en si bemol no pretende ser el tipo de conjunto "integrado" que ejemplifican los últimos conciertos de Mozart, con su suave equilibrio y entrelazamiento de solista y orquesta. Aquí, al menos en el primer movimiento, el trabajo de la orquesta consiste en presentar un tema y luego permitir que piano juegue primero con un tema subordinado y luego baile alegremente alrededor, amplíe y desarrolle el tema principal de la orquesta. El pensativo Adagio, con su melodía dulcemente fluida (que se vuelve más elaborada a medida que piano toma el relevo de la orquesta), se redondea maravillosamente con una reexposición pianissimo de la melodía principal. El movimiento puede haberse inspirado en el Larghetto del último Concierto Piano de Mozart, K. 595, sobre todo en los breves y ondulantes intercambios entre piano y la orquesta antes de los pasajes finales. El rondó final es ligero y jovial en extremo, invirtiendo el procedimiento del primer movimiento, es decir, el piano expone aquí las ideas melódicas, que luego son elaboradas por la orquesta. El estribillo sincopado -que se escucha un total de cuatro veces- es un anticipo del Beethoven que vendrá unos meses más tarde en su Concierto en Do mayor, Op. 15.

- Herbert Glass