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Sobre esta pieza

Compuesto: 1939
Duración: 22 minutos
Orquestación: 2 flautas (2º = piccolo), 2 oboes (2º = corno inglés), 2 clarinetes, 2 fagots, 2 trompetas, cuerdas y guitarra solista
Primera actuación de la Filarmónica de Los Ángeles: jul16, 1964, dirección de Eleazar de Carvalho, con el solista Angel Romero

Ciego desde los tres años, Rodrigo comenzó su formación musical muy pronto y la continuó durante mucho tiempo. Se trasladó a París para estudiar con Paul Dukas en 1927 y regresó allí después de casarse en 1933 con la pianista turca Victoria Kamhi, continuando sus estudios en el Conservatorio y la Sorbona. Regresó a España sólo después del final de la Guerra Civil española en 1939.

Trajo consigo el Concierto de Aranjuez, una obra revolucionaria que compuso por sugerencia del guitarrista Regino Sainz de la Maza, a quien está dedicado el concierto. Aranjuez es el antiguo palacio de verano de los reyes Borbones, en las afueras de Madrid, en la carretera de Toledo. Utilizando su profundo conocimiento de la herencia musical española, Rodrigo conjuró la esencia idealizada de un pasado español, en lo que el guitarrista John Williams llamó el "estilo distintivo de elegancia disonante" de Rodrigo.

"Debería sonar como la brisa escondida que agita las copas de los árboles en los parques, tan fuerte como una mariposa, tan delicada como una verónica", así es como el compositor describió su concierto. El solista lo lanza, rasgueando un patrón característico que juega con el hecho de que seis tiempos pueden ser dos grupos de tres o tres grupos de dos. El equilibrio siempre es un problema al escribir para guitarra con orquesta, y Rodrigo apoya al guitarrista sólo con Ds tónicos suaves y sostenidos. (Y deja caer la sexta cuerda de la guitarra de Mi a Re, lo que permite una sonoridad máxima para el acorde tónico.) La orquesta repite la exposición de la guitarra, y este patrón rítmico será casi una presencia constante en el movimiento. Rodrigo no se aparta de la llave de casa hasta que muchos compases se incorporan a la música.

El Adagio central presenta una de las melodías más memorables, la más simple de los intervalos sobre una armonía elemental, pero enriquecida con las inflexiones del cante jondo, la canción profunda de Andalucía. La guitarra comienza de nuevo con acordes rasgueados, acompañando al corno inglés en esa melodía inquietante, luego embellece la frase, y los dos instrumentos se intercambian de nuevo en la segunda mitad de la melodía. El movimiento se abre en si menor, pero se mueve a través de varias teclas. La guitarra no sólo recibe una declaración no acompañada de todo el tema, sino también una gran cadencia, lo que le da a la orquesta la oportunidad de entonar la melodía en voz completa. Una breve coda, suavemente iluminada en el modo mayor, termina con la guitarra trillando como un pájaro saludando el amanecer.

El final es otro movimiento de baile robusto y también juega juegos dobles vs. triples. La guitarra establece el tema principal, la orquesta se hace eco de él, y Rodrigo repite el patrón formal del primer movimiento hasta el cierre suave y seco.

- John Henken es el Director de Publicaciones de la Filarmónica de Los Ángeles.