Y, sin embargo, la estrella en ascenso de Washington Heights sigue siendo, en el fondo, una improvisadora a la que se experimenta mejor en sus conmovedores conciertos. Cada vez que se sube a un escenario, lleva su repertorio y su público a nuevos y sublimes planos. Y su mensaje -de elevación espiritual, de liberación social y política- se eleva aún más.

Dada la historia personal de Benjamin en los últimos años, sus actuaciones en directo no hacen sino reafirmar su vida. En el 2021 sufrió un accidente de coche que le causó más de una lesión que podría haber acabado con su carrera: Benjamin se rompió la mandíbula, el omóplato y las costillas, y se rompió un tímpano, entre otras heridas. Hoy ha recuperado la confianza en sí misma y la fuerza física, y acepta las limitaciones que el accidente le haya podido acarrear. También es consciente de que le quedan décadas de música y viajes por delante. "Ya no pienso en el accidente. Puede que algunos vean mis conciertos como una vuelta de la victoria, porque la inspiración llega de muchas formas", dice Benjamin, "pero en realidad siento que aún estoy aprendiendo. Intento sentirme incómoda. Intento crecer. Intento tocar mejor".

El nuevo álbum de Benjamin, Phoenix Reimagined, se centra en la música de su aclamado proyecto Phoenix y añade tres canciones nuevas. Se grabó en directo en un estudio de Brooklyn, el Bunker, un espacio con un gran sonido en el que han tocado Brad Mehldau, Bang on a Can y Black Keys, entre otros. Combinando la magia espontánea de un LP en directo con el audio nítido y cristalino que sólo un estudio de primera clase puede ofrecer, Phoenix Reimagined ilustra esa vibrante unión entre Benjamin y sus oyentes en directo. En el caso de la actuación en el Bunker, se trataba de prácticamente cualquier persona que adore la música tanto como ella. Me dije: "¿Sabes qué? Celebremos la vida. Celebremos todo. Voy a invitar a todo el mundo a este estudio", recuerda Benjamin entre risas. "¡El personal del estudio tuvo suerte de que no les abriera la puerta!". El ambiente transportó a la saxofonista a sus primeros años en las jam sessions de Nueva York: el calor, la camaradería, la competición y las lecciones aprendidas con esfuerzo. "Me recordó por qué me gusta la música", dice.